viernes, 17 de octubre de 2014

El espejo de Los Héroes

Por aquellos días trabajaba yo bien lejos de mi casa. La verdad es que nunca me asustó el feroz sistema de transportes de Santiago y, es más, los disfrutaba. Esto ante los ojos de mis amigos o de un Santiaguino promedio casi llega a caer mal, a ellos les cuesta entender que alguien no sólo no sufra transportándose, sino que además, lo disfruta? Este tipo debe estar loco.

De todas maneras, la causa de la ferocidad de transportarse por la ciudad es que la gente que lo hace usualmente lo hace cansada, estresada, enojada, y bastantes epítetos puedo buscar para describir esto. Pero, qué pasaría si nadie tuviera estos pesares sobre sí mismos? Sería el proceso más ligero? Aguantable? Placentero?

El espejo de Los Héroes es lo que me daba tranquilidad en mis días de trabajo en cierta Empresa ubicada en ENEA. El viaje puede ser bastante abrumador si no se encuentra algo para descansar o incluso estresar la mente. Observar a las personas es algo que pocos hacen, la mayoría prefiere WhatsApp, juegos de celular, hablar con quienes viajan, dormir, o cualquier cosa que no implique pensamiento. Pero en mi proceso de observar a la gente, cruzar miradas e incluso divagar con lo que alguna situación pudiere causar me daba un poco de miedo, y es por ello que el viaje jamás se me hizo pesado. Y ese es el rol que juega el famoso espejo.

Es el poder verse a sí mismo llegando a la estación de poniente a oriente, rápidamente si vas delante, o quieto incluso si vas detrás del tren. El ver a la gente dispersar tu misma imagen en el espejo, quebrar cualquier asunto que se pudiese estar generando cuando sales, la tranquilidad de verte al espejo, de saber que no estás en cualquier lugar. Estás en el espejo.

Es la razón de la tranquilidad, es el fin del miedo, es el espejo.