lunes, 8 de junio de 2015

Noche

Comienza a entrar la noche. Mañana tengo examen de Procesal. Para ser franco, estoy tranquilo y no me molesta adentrarme en el monstruo nocturno. Ya he pasado noches ocupado  y muchas muchas no tan ocupado con asuntos académicos. Estoy acostumbrado, así que no tengo miedo.

Los apuntes avanzan a una velocidad promedio, no tengo muchas ganas de seguir leyendo. De todas maneras, me ha ido bien en el ramo y tengo confianza, porque sé la materia, así que no estoy urgido por seguir leyendo.

Entre lecturas y lecturas ya son las 1 AM, el café me acompaña y mi boca huele como la mierda, me tomo un pequeño descanso, bajo con la idea de ir al "Gardelito" a comprar una empanada y algunas papas fritas para matar el hambre y la ansiedad. En el descenso compruebo que no hacía tanto frío como yo pensaba, pero está lloviendo, así que me veo obligado a subir a buscar un paraguas.

Es Julio, y ha llovido bastante en el último tiempo. Fenómeno sublime, pienso, pero esta lluvia de hoy parece que da para mucho rato, Carmen ya es un río y me cuesta cruzar la calle, al dar el salto para cruzar el mini río que se formó piso mal y quedo con los zapatos mojados.

No hago otra cosa que gritar "Conchetumadre" en voz baja. No importa, porque de cualquier manera no hay gente en la calle, después de todo nadie sale a pasear bajo la lluvia un martes de Julio en Santiago. Sobre todo cuando llueve a cántaros, como hoy.

A Don Pedro le compro lo pensado y una pequeña petaca de pisco barato, para matar el frío y quizás alguna otra cosa que me pase.

Cuando llego a la casa me saco los zapatos y calcetines mojados para pasar a dejar el paraguas. Por la cresta que están mal diseñadas las casas en esta ciudad para la lluvia. No se puede entrar a una casa sin tener que dejar todo mojado.

En fin, el estudio sigue. La frase "Normas Procesales" se apodera de mi cabeza, tanto así que las palabras empiezan a sonar raro de tanto repetirlas. Cerca de las 2:30 me llega un mensaje del Diego, que me pregunta si estoy estudiando. Le respondo que sí, pero que no tengo idea de nada. No tengo ganas de explicar nada por Messenger, de todas maneras le propongo que nos juntemos a las 7:30 en mi casa para repasar todo.

Sigo leyendo y leyendo, ya la velocidad de lectura es muy inferior al promedio. Me siento cansado y sin ganas de mucho. Estoy solo, como muchas veces he estado. Por alguna razón prefiero la soledad, no quiero abandonarla, porque así me siento sin miedo, o qué se yo. No entiendo por qué prefiero estar así que de otra forma.

Son las 4:50. El sueño me mata, afuera sigue lloviendo incesantemente. Voy a tomar una ducha, para ver si se me pasa.

No se me pasó el sueño, así que decido preparar un mate mientras sigo leyendo y leyendo, parece que estoy de vuelta. Ahora leo más rapido, pero no por eso aprehendo lo que leo. De todas maneras, ya lo sabía.

Ya empieza a amanecer y llega el Diego con cara de poto, parecida a la que debo tener, pero no quiero ir a mirarme en el espejo.

Mientras estudiamos me doy cuenta que estamos listos para pasar el ramo. Así que nos dirigimos a la panadería en Lira para comprar desayuno. Buenos panes con mortadela y aún más té.

A las 9:40 partimos a la facultad. El cielo está negro y sigue lloviendo a cántaros, mis zapatos todavía están húmedos. Maldita sea.

El examen es oral y dura cerca de 20 minutos. Al Diego le toca justo después que yo. Aquí voy. Hurtado me tiene buenas, así que estoy de suerte.

Salgo confiado y el Diego parece que se va a quebrar de los nervios.

-Tranquilo, huevón. Estai listo pa pasar.
-Sí, sí.

[......]

Finalmente, ambos pasamos el ramo.

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Este es un extracto de un cuaderno que me regaló el Ramón. Por la cresta que estaba nervioso cuando dí ese examen.