sábado, 8 de octubre de 2016

Aceptación

Llevo mucho tiempo diciéndole a un gran amigo que debe aceptarse tal como es. Que uno no debe disculparse por cómo es, que no es malo ser de cierta forma. Y siempre he creído que tengo razón.

Digo esto para introducir un tema que me hizo reflexionar, gatillado por una situación:

Me dijeron -muy sutilmente-, que la música que yo escucho es demasiado expresiva y en general es triste. Que no estoy alegre, y que pareciera que no tengo esperanza.

Y da la casualidad que también discutimos sobre la percepción de las cosas.

Hmm...

No quiero que esto parezca como un post enojado respecto a algo que podría interpretarse como ataque. Yo diría que más bien fue una situación que generó introspección y simplemente hizo salir una conclusión. Nada más.

Entonces, me di cuenta que sí. Fundamentalmente mi música es depresiva. Aunque haya palpeteos constantes, aunque parezca que más bien es música chill, sigue siendo depresiva, porque no muestra alegría y no muestra esperanza. Por otro lado, con la música clásica es lo mismo, ando buscando cuestiones que expresan tristeza, dolor y sentimientos relacionados. Y no, no creo que sea coincidencia, y tampoco creo que sea inconsciente y aún menos un tema involuntario.

El porqué de esto es un asunto no muy complicado. Nuestra percepción de la vida está condicionada por lo que hemos pasado y lo que hemos vivido. A estas alturas del partido no es secreto que mis últimos años no han sido de lo mejor, y de hecho, para describirlos se me vienen a la cabeza palabras como desesperación, soledad, tristeza, etcétera.

De lo anterior en adelante es directo que esos sentimientos son los que más entiendo. No me va muy bien lo de la alegría y pasarlo bien, porque simplemente no han sido un factor mayor en mi vida. No estoy diciendo que no soy capaz de hacerlo ni que soy un tipo triste. No me malentiendan. Puedo hacerlo como cualquier persona sobre la tierra. Lo que digo es que hay otros asuntos a los que les he dedicado más tiempo en mi vida.

¿Alegría? Bueno, pasada la tormenta, ¿no suena un panorama excelente sentarse en un sillón y tomarse una chela sin preocupaciones? Lo mismo con la esperanza: después de la soledad lo atractivo es la compañía y su trascendencia. No es la alegría tradicional, no es chico trujillo, ni la combo tortuga ni ninguna de esas weás.

Entonces, ¿depresivo? Puede ser, pero primero analicemos por qué escucho esa música y no otra.

Chopin era un tipo extremadamente talentoso. Y no voy a dejar de escuchar sus expresivas canciones porque puede ser que para otros no tengan una pizca de esperanza. Para mí sí lo tienen, porque mi esperanza y mi alegría están distorsionadas respecto del resto.

¿Es eso malo? No creo.

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