jueves, 18 de agosto de 2016

Dudas, contracciones y enredos en tiempos de Olimpiadas

Antes que nada quiero declarar que me considero un eterno alumno.

No hablo, eso sí, de aquello que uno aprehende a través de experiencias. No. No estoy hablando de que me considero un alumno que aprende cosas como "No debo hacerle esto o aquello al prójimo" ni "Debo ser más audaz". Hablo de conocimiento científico: de Ingeniería, de Música, de Filosofía, de Medicina, de Historia, de Lenguajes, hablo de aquello que se aprende en la universidad, de aquello que requiere tiempo y dedicación. No de lo que se puede aprender en una noche tomando chela. Ese tipo de alumno me considero, y perpetuamente.

Llegué a mi casa un poco aburrido y cansado de los ramos sin motivación ni exigencia que curso por estos días y siendo franco, tomé una lista de los personajes tsundere de animé para ver algo nuevo. Sí, lo dije, y qué; veo animé y me gusta ese estereotipo. Demándenme.

Esta serie resultó ser grandiosa: se llama Nodame Cantabile y ví sus cuarentaytantos capítulos en algo así como tres días. A grandes rasgos trata sobre músicos, y se puede ver el pensamiento de los protagonistas en tópicos musicales. Terminé profundamente conmovido y sensibilizado con la música clásica, y este es un tema sobre el que quiero detenerme.

Al igual que muchos, yo también he tenido una progresión en la música que escucho. Partí con música un poco fuerte y poco a poco fui bajando el ritmo y la cantidad de letra, hasta llegar a un punto donde sólo escuché música instrumental, o en su defecto las voces sólo eran meros adornos melódicos. Mi razón era simple: la música y su melodía trataban de transmitir algo. No estaban ahí para ser nada, había un esfuerzo en decidir qué nota y qué instrumento iba en qué lugar. No era cuestión de azar, como se ve en mucha música moderna.

Después de eso escuchando algo de música clásica pensé en lo que podría haber sido yo. Quizás ahora estaría afuera de la U. Trabajando, teniendo otra vida, menos frustrado, quizás viajaría más, quizás estaría un poco más guatón, quizás comería mejor y tendría otro sueño.

Pero las cosas no son así, no quise yo seguir con eso. Y considero que está bien a pesar de todo lo malo que ha implicado.

Y quise (y quiero) tocar piano, al igual que aprendí a cocinar postres, al igual que conocí todo Santiago, al igual que quise retomar la bicicleta. Todos estos (y otras cosas como el animé) me distraen un poco de lo real y en cierto sentido me alejan de la normalidad. Mis temas de conversación son variados, pero al mismo tiempo se alejan del patrón común y me siento un poco solo por eso. Porque de las cosas que aprendo en general poco se puede conversar con el resto, aunque tengo que reconocer que en algunos temas he encontrado gente con la que puedo conversar sobre estos temas.

Qué pasará entonces? Viviré alejado de la realidad siempre tratando de esconder aquello que me gusta? Viviré pensando eternamente que soy un nerd encubierto?

Pienso que de a poco tengo que ir tranquilizándome respecto de estos temas. Todavía queda mucho trecho por delante como para echarse a morir, y las olimpiadas son un claro ejemplo de lo anterior. Qué habría pasado si Usain Bolt hubiera dejado de correr porque nadie quería correr con él? O, a modo general, con cualquier deportista (hoy) de elite que se hubiese rendido a medio camino en su adolescencia? Probablemente todos sabemos la respuesta, y no hay por qué justificar ni argumentar lo anterior.

Por lo pronto, voy a esforzarme para tocar piano y envolverme más de esta música, que en estos días me tiene un poquitín sensible respecto del pasado, pero que me ha servido para botar algunas emociones que tenía guardadas. Enfrentaré mi futuro con gracia y mucho esfuerzo por nunca abandonar aquello que me ha gustado, y asumiré dichos temas con orgullo, porque ello es quien soy yo.

Sí, es cierto, mi vida pudo ser de otro modo. Pero a pesar de todo el período oscuro que viví los últimos años, siento que he crecido mucho como persona. Quiero volver a recorrer el Mapocho y completar mis historias de las aventuras de los cuatro personajes que he dejado de lado por temas personales y en algún momento de tiempo. Quiero retomar la bicicleta y seguir recorriendo, tanto el valle del Mapocho como el valle de la vida.

En inglés diría I wouldn't have it any other way. En Español no sé, pero lo voy a averiguar. Esperen noticias de las historias del Mapocho!

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