sábado, 11 de agosto de 2012

De vez en cuando

Me entran esas ganas de tomar solo. Y cuando lo he hecho me he sentido solo... tan solo que llego a estar sin tí (aunque esto parezca paradójico).

Y cuando ese momento llega me es inevitable pensar que de a poco me voy convirtiendo en un alcohólico. Cada vez que el momento llega no tiendo a tomar para disfrutar y es más, muchas veces tomo un gran contenido solamente porque algún hecho llega a molestarme (por ejemplo ver a dos personas coqueteándose o yendo un poco más allá).

El hecho es que hoy me vinieron las ganas, y con ello por supuesto el mismo pensamiento de siempre. Confieso que sentí el deseo de endeudarme y hacerlo ahora mismo. Quizás me hubiese puesto a pensar demasiado y no sé en qué hubiese acabado. Honestamente no tengo idea qué va a pasar en el momento en que lo haga, sólo sé que aprenderé un montón.

Y con esos pensamientos se me vino inevitablemente mi tío a la cabeza. Y entendí algo de su existencia, y pude aprehender aún más todo lo que el quiso enseñarme, y entendí que aunque todo esto lo haga solo siempre va a haber un mañana donde pueda usar los conocimientos que tan tristemente aprendí. Puedo estar completamente seguro de lo anterior, sólo me basta poner como ejemplo el conocer Santiago. Una tarea que hice solo (quizás no fue una tarea tan triste como la que persigo ahora). Algún día (probablemente cuando tenga más de 30 años y cuando esté o haya estado en L.A.) todo lo que tristemente habré aprendido por estos días y los que quedan me servirá, y se convertirá en la sensación opuesta a la tristeza. Tú probablemente no estarás conmigo y yo te extrañaré algunas horas (más probablemente días) después, cuando ya no esté embriagado.

Debo aprender todo lo que me enseñas, porque tu gracia vendrá a mí, y dejaré de ser desgraciado sólo porque tú fuiste capaz en algún momento de cambiarme para bien, por supuesto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario