martes, 14 de abril de 2015

2012

Por la vída venía yo tranquilamente ajustándome a mí mismo después de un tropezón cataclísmico en 2011 y un verano horrible. De buen modo venía todo cuando me topo con un evento al que no podía ignorar, por mis convicciones, así que me vi envuelto en este asunto, que prefiero no describir.

Ahí aprendí y conocí muchas cosas, que probablemente jamás voy a olvidar. Tengo sentimientos encontrados respecto de lo que ví dentro: Entre ellos envidia, odio, vigor, tristeza, desesperanza, felicidad, tranquilidad, amistad. Yo nunca imaginé que ese momento sería el fin, sobre todo después de 2011.

Allí conocí a alguien a quién dediqué muchas de estas entradas, que me cambió la cosmovisión y que me impulsó indirectamente a hacer muchas cosas. Fue quizás uno de los momentos más felices de mi vida.

Pero como no se puede siempre abarcar todo y hay que perder algo, ese año resultó inimaginablemente aun más terrible que su antecesor, lo perdí todo, incluso la paz interior y las ganas de mantener estabilidad en mi vida.

Desde ese momento que vivo con una coraza exterior, prefiero hablar sobre mí lo menor posible, porque lo que las situaciones me han enseñado es que así se vive más fácil. Suena macabro, pero el dolor cambia la vida, y entiendo cuando hablo con mis viejos, o con mi abuela cuando no quieren recordar algunas cosas. Es mejor educar para vivir fácil que para vivir digna y establemente. Y me temo que no puedo dejar de estar de acuerdo, pues al final de todo, ha sido un camino menos incierto. Hay poco que esperar.

Entonces, por eso es que cuando tengo problemas con alguien prefiero la evasión, porque para qué confrontar las dudas, si de todas maneras me van a mentir en la cara? Más aún, algunos prefieren hablarme públicamente antes que tomar el celular y marcar mi número.

Así que, como decía mi primo, parece que estoy aprendiendo a vivir con esta soledad. Después de todo, las últimas veces que quise seguir explorando en el campo de la amistad (y en el caso de 2012, algo más) la experiencia fue desastrosa.

Yo prefiero agarrar mi bicicleta e irme a la mierda. Por último puedo hablar con las plantas, o el camino, y esas weas no tienen la habilidad de dejar la cagada.

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