Y seguimos juntos desde entonces, y nos juntamos, y somos uno, a veces dos y muchas veces somos tres. Caminamos solos los tres por Apoquindo y por Ejército, le prestamos fuego a extraños. Terminamos cajas de cigarros y compramos un poco más. Todo como si fuéramos uno y la gente distinguiera dentro de una sola persona a nosotros tres, y a veces a nosotros dos.
Llega a ser tan fuerte tu compañía que no puedo dejar de pensar en tí, no puedo ni por más que lo intente, no puedo dejar mi mente en blanco. La compañía de cualquier otra persona o familiar me resultaba efímera y casi irrelevante.
Lo único que brillaba en ese momento eras tú. Tan linda y graciosa como siempre.
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