martes, 3 de febrero de 2015

Sucumbir

Estaba hasta el carajo. Ruedas descentradas, todo lo que aprieta y tiene tuercas o use llaves alen estaba oxidado. El manubrio malo, toda llena de barro, pintura mala, los forros estaban resquebrajados por el sol y el uso. Sin mantención hace más de 7 años.

Pero decidí retomar, y perseguir el objetivo de hacer de ella mi transporte principal. Hablé con un viejo amigo para arreglarla y así fue. Pasamos como 7 horas un día arreglándola, le compramos nuevos forros, cámara, frenos, gomitas para el manubrio, grasa para cadenas, U-lock y alguna que otra herramienta por ahí. Le sacamos brillo, cambiamos lo que había que cambiar pero un rayo estaba roto.

Cagamos.

La rueda trasera quedó descentrada y con un rayo menos. Se podía andar si tenías el cuidado de no cunetearla o de pasarla por grandes hoyos. No me importó, me dí una vuelta gigante por Santiago, de esas por donde veo todo Santiago. Y fue la raja. Ya estaba operativa al menos. La rueda delantera quedó con scotch en vez de cubrellantas, pero aguanta bien.

La ansiedad me ganó. Así que el lunes (hace algunas horas) la llevé a centrar la rueda trasera y cambiarle el rayo. Volví algunas horas más tarde a buscarla, no estaba listo pero esperé y aguanté, porque el sucucho me agradaba. No era de estas mariconadas super ultra brillantes donde los giles te venden weás que no conocen. Estaba sucio (de grasa) y desordenado, lo que indicaba que estos sujetos conocían lo que estaban haciendo, pues de otra forma hubiera estado blanco, como las tiendas mariconas de las que hablo.

Finalmente quedó la rueda lista y me fui a Puente Alto (en verdad es La Florida), no duré ni 20 minutos pedaleando y pinché la rueda. Caminé hasta la bencinera y no hubo caso. Me fue a buscar mi tío y terminamos perdidos en una población en Macul. Pero llegamos donde mi tía, que me sirvió sendo plato de comida y algo de vino. Con eso me calmé y paré de patear la perra por tanta mala suerte.

Decidí ver si podía arreglarla. Tenía todos los implementos salvo el bombín, así que nos pusimos a ver si existía un bombín ahí en la casa de mi tía.

No había.

Afortunadamente mi tía tuvo la brillante idea de conseguir el bombín con el vecino. Lo hicimos y me demoré, pero parché la cámara, mientras conversabamos de las relaciones madre-hijo/hija y madre-yerno/nuera. Al irme mi tío supuso que me iba a ir con él en auto. Ni cagando, me había sacado la chucha para arreglar la wea para ahora irme en esa weá?

La tomé, me fuí a la bencinera y equiparé las presiones en las ruedas, pedaleé hasta la casa y aquí estoy, sólo gracias al fruto de mi perseverancia y capacidad física (que harto pobre que es).

Pero reflexioné: podría haber mandado en cualquiera de estos desafortunados momentos a la cresta mi sueño, pero ni cagando, porque amo andar en Bicicleta. Ahora no sólo yo soy la micro, sino que además la conduzco.

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