jueves, 29 de enero de 2015

Una dedicatoria sobre ética

Perdonenme, señores, si les digo que quiero ser decente y no causar daños colaterales. Ni a quien trabaja ni a quien consume.

Perdóname cuando te digo que no quiero ser juzgado por ser el buen hombre en la situación, porque un hombre bueno no dispone del sueldo de los trabajadores para su propio beneficio, un buen hombre sigue sus convicciones cuando éstas no se convierten en lo contrario.

Perdóname, concha de tu madre, cuando te digo que eres un hijo de puta por seguir tu beneficio propio sin siquiera importar quienes son tus amigos, mucho menos los amigos de tus amigos.

Y perdónenme mis amigos, por pensar en la reivindicar las dictaduras en este momento, porque seres como estos realmente no merecen seguir vivos, porque por más cagado que esté, nunca voy a dejar de confiar ni en mis amigos ni en sus amigos. Cuando tu amigo hace una canallada de este estilo simplemente se le debe colgar de la plaza en pelotas.

Perdóname cuando te digo que ni siquiera mereces estudiar en la Universidad. Hay quien hoy está hasta el pico de plata, otros emocionalmente y así tantos motivos se pueden encontrar, pero no se debe confundir -y hoy lo aprendí- universidad con educación. No señor. Y todavía estudias derecho, grandísimo hijo de puta.

No queda más que desearle la muerte a estos indeseables y abyectos proyectos de seres humanos. Y es más, me retracto de mis disculpas, porque nunca he pedido perdón por ser como soy, o por pensar como pienso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario